¿Me queda bien, me hace gordo/a?

Alguna vez se hace esa pregunta a amigos, pareja, hermanos, padres.

No es algo a lo que se dé demasiada importancia, pero… ¿Qué esconde esta pregunta? ¿Qué puede haber detrás de ella?.
Hay que estar atentos, pues detrás se puede encontrar un Trastorno del Comportamiento Alimentario. Pero… ¿qué es eso?

Dentro de esta denominación se encuentran agrupados tres tipos de trastornos, la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa y el Trastorno por Atracón.

La mayoría, por no decir todos, ha oído hablar de la anorexia y la bulimia. Veamos qué características tienen y dónde poner especial atención cuando se aprecien ciertos comportamientos.

La sociedad actual está mediatizada completamente por la imagen, el culto al cuerpo, a la belleza, a la eterna juventud. Los anuncios siempre muestran personas con un estereotipo físico de lo que es la belleza. Modelos jóvenes, altos, guapos, sin arrugas, felices, exitosos, triunfadores.

Este concepto entra en la retina y pasa a formar parte del ideal social de belleza, el cual sin darse cuenta, empieza  a considerarse como lo deseable.

Los niños y adolescentes se encuentran inmersos en esa presión social de modelos femeninas de talla 34 y 1,80 de estatura, de ojos claros y pelo sedoso. Por su lado los chicos se fijan en los deportistas, futbolistas de cuerpo atlético, abdominales marcados, guapos y admirados.

Y ahora llegan los chicos y chicas que no cumplen con esos estereotipos de belleza y entonces quieren ser como ellos y ellas. Empiezan a dejar de comer los productos que consideran que engordan, se mueven más para quemar calorías, según van adelgazando se van gustando más, sus amigos y seres cercanos les van diciendo que están muy guapos y guapas y asocian el estar delgado/a con estar mejor, con gustar más y siguen adelgazando, hasta que se les va de las manos y ya no son capaces de parar.

Hay un patrón, un círculo vicioso, tanto para la anorexia como para la bulimia.

La anoréxica deja de comer, esto le lleva a tener hambre, la cual evita haciendo deporte, que le hace perder la sensación de hambre además de quemar más calorías, tiene sensación de control , lo que le lleva a sentirse bien y seguir con el patrón conductual de no comer y así empieza otra vez el ciclo.

La bulímica empieza igual, deja de comer lo cual le lleva a tener hambre, la diferencia es que no es capaz de controlar la sensación de hambre y entonces se da un atracón y come en poco tiempo una cantidad de comida superior a la necesaria, esto le lleva a sentirse culpable, con lo que realiza conductas compensatorias, como puede ser provocarse el vómito, tomar laxantes, hacer ejercicio de forma masiva, esto le permite volver al principio y al igual que en el caso anterior, empezar de nuevo el ciclo.

En ambos trastornos la finalidad es la misma, adelgazar, lo que les diferencia es el proceso para conseguirlo. En las personas bulímicas muchas veces no se llega a apreciar una pérdida de peso excesiva, por lo que no se detecta el trastorno, suelen ser los médicos de medicina interna, digestivo o los dentistas los que aprecian las secuelas provocadas por las conductas compensatorias y  ahí se empieza a descubrir lo que está ocurriendo. Podemos apreciar problemas estomacales, problemas dentales y incluso marcas en los de dos con los que se provocan el vómito.

En el caso de la anorexia, las consecuencias son mucho más llamativas, ya que además de la pérdida excesiva de peso, se pueden apreciar pérdida de cabello, un color más grisáceo en la piel, un vello fino por todo el cuerpo que se denomina “lanugo”, dientes más sensibles y oscuros, así como pérdida de calcio y con ello problemas de huesos.

Detrás de los trastornos alimentarios se encuentra mucho más que un problema con la comida. Se debe tratar el problema desde un equipo multidisciplinar, trabajar en contacto  un psiquiatra, un psicólogo y un nutricionista.

Las personas con anorexia son perfeccionistas, quieren controlar el entorno y ante la imposibilidad de conseguirlo intentan controlar su propio cuerpo, son personas muy rígidas mentalmente y al igual que ocurre con las personas bulímicas, son inestables emocionalmente, aunque se diferencias de ellas en que las bulímicas son caóticas, de ahí sus pérdidas de control con la comida.

En las edades infantiles es cuando de alguna forma se pueden empezar a mostrar todo este tipo de trastornos, hay que fijarse en ciertos patrones de comportamiento ante la comida para darse cuenta a tiempo de lo que está empezando a fraguarse en la mente del niño.

Comportamientos hostiles ante la comida, comer de forma selectiva solamente alimentos que les gusten, o que no engorden, tardar mucho tiempo en comer, masticar demasiado hasta que se les hace bola, partir la comida en trozos muy pequeños…, son algunas de las conductas a tener en cuenta y serán una señal para empezar a prestar mayor atención, sin que el menor se sienta observado, y si es necesario buscar ayuda para corregir estos comportamiento y sobre todo para cambiar los patrones de pensamiento que les llevan a comportarse así.

Los adultos son el modelo a seguir por los menores, si el adulto se pone a régimen, se preocupa en exceso por el culto al cuerpo, es inflexible o por el contrario demasiado laxo, el niño/a aprenderá esas conductas como  el comportamiento ideal y no sabrá gestionar sus emociones.

Las emociones juegan un papel muy importante en este tipo de trastornos, enseñar a los menores el valor del esfuerzo personal, gratificar ese esfuerzo, sin fijarnos solamente en los resultados, motivarles a crecer como personas felices, valiosas, importantes por el mero hecho de ser persona, son algunas de las conductas que pueden implantar las personas cercanas y que sirven de modelo a los niños/as para que estos desarrollen una buena autoestima y un buen auto-concepto que les permita crecer de manera saludable física y psíquicamente.

Creemos que hay que cuidar el cuerpo y la mente para estar bien es todos los aspectos de la vida.

Cristina Rivera Psicóloga en Talavera de la Reina.

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